viernes, 3 de diciembre de 2010

Nunca las "famosas últimas palabras" fueron tan caras.


Estaba sentada en roca,en la fría y húmeda roca.El gélido viento soplaba arañando sus carrillos,que contrastaban con la pálida piel del resto de su cara,perdida entre su larga y lacia melena de un color negro azabache.
Se frotaba las manos inútilmente,buscando un poco de calor en un ambiente donde no se encendería la mínima chispa de un mechero,gracias al viento. Sus ojos azules se clavaron en el horizonte y sonrío.Él se acerco a ella,la miro disimuladamente y noto la clara sonrisa que se dibujaba en la cara de la joven,se sentó junto a ella y no pudo evitar su curiosidad y preguntó:

-¿Por qué sonríes?
-¿Y por qué no?-dijo sin borrar su sonrisa,de buena gana,como si ignorará todo lo que había a su alrededor-.
-No queda nada...Todo,hasta la última semilla a sido arrasada. Solo queda un suelo seco,sin vida alguna y una gélida atmósfera.
-Pero estamos aquí,vivos.
-Vivos,pero sin nada para y por lo que vivir-la joven no le miro cuando dijo esto.Volvió a perderse en el horizonte,como mirando un mundo que no existía,que había dejado de existir-.
-¿Recuerdas?Padre solía decir que yo era una princesa.Que era La Princesa,y,querido hermano,una princesa no puede mirar triste la destrucción de lo que costo años construir con la mano del hombre y la ayuda de la madre naturaleza.Tiene que levantar la barbilla,mirar al cielo,y volver a mirar su tierra,admirando las tierras que volverán a estar pobladas.A las tierras que se van a construir con mi sudor y sangre.Soy joven,y mi corazón no va a envejecer perdiendo esperanzas en un iceberg.
-Enloqueces,será mejor que te eches en la cama,el frío debió enfriar tu cordura durante un momento-río irónico el joven,que era algo mayor que ella pero con el mismo físico,que no hacía dudar de que compartían sangre-.
-No he enloquecido,ni mucho menos. Llámame soñadora,tú y nuestra madre siempre lo hicisteis,pero mis sueños algún día serán realidades-los ojos azules,tan gélidos como el ambiente,pero con un calor interno que derretía hasta el Sol que se escondía entre las nubes,amplió su sonrisa-y tú tendrás que darme la razón.Entonces es cuando mirare triste y con miedo,como nos mira Dios,viendo que cuando ya mi obra este construida,podrá ser arruinada por una tormenta o una guerra.Mirare mis tierras como la madre que observa a su hijo que monta en el columpio que cuelga de la rama más fuerte de un árbol,feliz por que su hijo se divierta,pero con miedo a que la cuerda se rompa y su pequeño pueda dañarse.Pero no me gusta pensar así,lo sabes bien,ahora eres el que mayor conoce de mi.-se levanto y recogió su falda para no pisarla entre las piedras-No me gustaría tomarme la vida así como tú,tan sería y firme,con tanta preocupación.Disfruta y haz todo lo que puedas en esta vida y no te preocupes de qué,al fin y al cabo,no vas a salir vivo de ella.

Con esta última frase,la joven se marchó, dedicándole una última sonrisa y mirada a su hermano mayor,que se quedaba en esa roca,intentando vestir los ojos dulces de su hermana para poder ver ese reino del que ella hablaba.



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